La barra del diente de leche

Crónica: Martin Carlevaro

4 de julio de 2025

Sala la Experimental

 


“Yo creo que el niño es rockero. No hay chance. Chau. El niño desde chiquito ya es rock, entendés. La expresión de liberación, de euforia, de locura, de salto, de pogo, ya la tienen viste, vos le ponés cualquier cosa y empiezan “eeeeeeh”, me parece que si, el pogo en los niños es vital “.

Esto me decía Wilson Tesoro en una entrevista sobre la esencia rock en los niños, la cual se vio comprobada una vez más con La Barra del Diente de Leche rockeando la sala Experimental de Malvín, el pasado viernes 4 de junio. En plenas vacaciones de invierno, nos hicieron entrar en calor rápidamente con saltos, bailes y juegos.

La aparición de la banda arriba del escenario fue mientras tocaban una cumbia que luego se transformó en un reggae con un juego de manos estilo remolino para entrar en calor, y una canción sobre un sombrero que se cae.

Enseguida los niños se pararon de sus butacas y armaron un pogo a los pies del escenario, bailando canciones sobre el cepillado de los dientes y la conocida “Pulga Aventurera”. Hubo momentos de jazz y blues, de ska y punk, y hasta una instrumental de Maria Elena Walsh.

Entre canción y canción no faltaban los chistes y ocurrencias del cantante de la banda, Wilson Tesoro, que hizo morir de risa a mi madre. Es un espectáculo para grandes y chicos. Si bien las canciones están orientadas para los más pequeños, siempre le sacan una sonrisa a los adultos. Además de que musicalmente suenan bien. Son una verdadera banda de rock.

Tienen algunas reversiones elocuentes como el ska de “La Gallina Turuleca” o la versión prohibida del “Payaso Plin Plin”, que es una versión punk que hace saltar cual resorte a los niños dejándolos prontos para la siesta post recital.

Al final del concierto se subieron varios peques al escenario a sacarse fotos con las estrellas de rock. Directamente desde la ciudad de Canelondres, como dijeron ellos, a rockear la capital.

Tiene razón Wilson. El rock y los niños van de la mano.

Cuatro Cuarenta