Gilsons

Fotografías: Analía Irigoin
Crónica: Pedro González
4 de mayo
Sala del Museo


Música, herencia Afro Baiana: Gilsons debutó en Montevideo con el alma en familia

 

Por primera vez en Montevideo, José, Francisco y Jõao Gil, el hijo y los nietos de Gilberto Gil respectivamente, hicieron vibrar la Sala del Museo con un concierto íntimo y festivo que tejió herencias, historias y afectos a través de la música.

Camila Ferrari


A las 20:25 del domingo 4 de mayo, las luces de la Sala del Museo del Carnaval se apagaron y un poco de Brasil, de su alma, se hizo presente. Uno a uno, subieron los integrantes de Gilsons —José, Francisco y João—, entre aplausos calurosos de un público diverso, con rostros jóvenes y maduros, uruguayos y brasileños, que aguardaban con ansias un show que fue tanto una celebración como un homenaje.

Desde el primer tema, el vínculo con la audiencia fue inmediato. Con oficio y naturalidad, pidieron palmas, cantos y compañía: “Quien sabe cantar, que cante con nosotros. Pero también nos encanta cuando la gente no sabe cantar, y aún así lo intenta. Eso también es música”, dijeron entre risas y agradecimientos.

El recital fue atravesado por recuerdos personales, especialmente familiares. Uno de los momentos más emotivos llegó con “Bela”, canción dedicada a una de las abuelas del grupo, la primera de las 4 parejas de Gilberto Gil, Belina Aguiar. “La escribí para su cumpleaños número 80. ¿Qué se le regala a una señora así? Una canción”, compartió Jõao Gil, uno de los nietos con la voz entrecortada. “Nunca la había cantado solo. Fue un regalo. Y ahora que ya no está entre nosotros, siempre agradeceré a Fran y a José por incluirla en el primer disco”.

El público escuchó en silencio reverencial. “Era profesora de literatura portuguesa. Es curioso contar esto fuera de Brasil, pero es parte de nuestra historia. Esta canción es para Dona Belína, Bela”.

El legado familiar está presente tanto en los integrantes, las musicas que interpretan, asi como en el nombre de la banda, sugerido por Preta Gil, cantante, madre de Francisco e hija de Gilberto Gil, “Gilsons” es un anglisismo que refiere a los “hijos de Gil”.

A lo largo del espectáculo, los Gilsons compartieron anécdotas sobre la génesis de sus canciones, como “Índia”, nacida durante un viaje en tren por ese país asiático, que definieron como “una síntesis de diversidad, diversión, color y espiritualidad”.

“Es la primera vez en esta ciudad, en este país, que hablo de esta historia. Y ustedes están siendo parte de ella”, dijeron emocionados desde el escenario, reafirmando el carácter especial de este debut montevideano. “No se imaginan la alegría que sentimos. Esta ciudad nos recibió con el corazón abierto”.

El público en la sala del Museo, captó inmediatamente la reverberación de la clave del candombe en muchas de las musicas de mismas raíces, traídas por los artistas desde Brasil, y acompañaron con palmas, apropiandose y compartiendo el momento de musicalidad. Se generó una unión inmediata, con el público, que también danzó al compas de la propuesta de estos portadores de una herencia musical ancestral.

Quienes tuvimos oportunidad de estar en la Sala del Museo en esta noche especial, recibimos un boleto expreso a través de la música, a sensaciones propias de una región de Brasil que trasmite sensualidad, alegria, compromiso social, todo un combo, que aún sin haber estado nunca allí, conecta con una parte humana que invita y da ganas de correr a tomar el primer vuelo para poner el cuerpo en esas tierras.

Además del repertorio original —que incluyó temas como “Devagarinho”, “Feito a Maré” y “Vem de lá”—, el grupo rindió homenaje a grandes influencias con versiones de Novos Baianos, BaianaSystem, Olodum, Jorge Aragão y Os Originais do Samba, cerrando con una enérgica versión de “Palco”, el clásico de Gilberto Gil.

En Montevideo, Gilsons no solo ofreció un espectáculo musical: entregaron un legado. La herencia de uno de los más grandes artistas de Brasil se encarnó en tres voces jóvenes que, sin imposturas, hilvanaron emoción, raíces y futuro. Antes de finalizar, a modo de mensaje final uno de ellos dijo: “Chicos, los amo, pero no dejen de ser. Siempre”.

Cuatro Cuarenta