Eruca Sativa

Fotografía: Jurema Torres

Crónica: Pedro González

2 de setiembre de 2023

Sala del Museo

 
 

Eruca Sativa se presentó en la Trastienda para celebrar sus 15 años este último sábado 2/09. Con sala a medias, los que acertadamente decidieron desafiar al temporal, se llevaron un show redondo, cargado de energía

Originaria de la provincia de Córdoba y con una impronta hardcore, Eruca es una banda parte de una generación conciliadora que no tiene prurito en mezclar géneros. En su presentación en Montevideo quedó a la vista, versionaron: 'Ojalá' de Silvio Rodriguez, 'Bolero Falaz' de Aterciopelados y 'Mandolin' de El Príncipe [Gustavo Pena]. Estas actrices de la escena musical porteña, ponen por encima a la música y se pasa página del encorcetamiento en el que un rockero tenía sus limites bien marcados y el juicio por transgredirlos ni se hacía esperar ni era grato. Se abre paso una manifestación de expansión,  proliferan las texturas, hay un permiso de las mixturas de las que nacen nuevas formas de trasmitir .

 Eruca también es la confirmación de que los tríos son capaces de desplegar una potencia arrolladora. De una técnica muy depurada sus interpretaciones dejaron la sensación de limpio en manos de interpretes experimentadas. La voz de Lola Bertoldi recorre registros imposibles, que recuerdan a Janis Joplin, a Axl Rose. Capaz de cantar una balada dulce como “Amor Ausente” coreada por un público entregado, canción que llegó a cantar junto a Abel Pintos. E inmediatamente zarpar con “Magoo”  canción pesada, en la que lleva su voz a una estridencia cautivante, que desafía,  acompañada de unos riff de bajo que Brenda Martin lanza como ráfagas que se apoderan de los cuerpos, receptores de esas ondas que los hacen vibrar.

 Hay de todo en la música que Eruca Sativa deja en el escenario con mucha personalidad y oficio. Es un tour por sonidos que vienen de los '90, Carajo, Catupecu Machu, Rage Against the Machine. El público asimila todos los registros que la banda plantea y se hace parte de cada propuesta pasando por alto lo caprichoso que pueda parecer. Esto no hace más que reivindicar la libertad de estilo, la diversidad y la apertura que se permiten, alineada a un contexto actual que en lugar de segmentar y solidificar busca lo laxo, hay un permiso sin filtro a romper todo muro construido desde la rigidez. Por esto Lola Bertoldi es capaz de hablar de Rosalia con admiración y se muestra cholula de haber estado cerca de ella en una fiesta, algo impensado de una Erika García o una Fabiana Cantilo, hijas de una cultura mas burbujeante.

 Hubo momentos de pogo, últimamente parece que se pone de moda saltar en repudio al afuera. La música plantea disconformidad y el pogo espeja golpeando el suelo, y entre cuerpos lanzados a confrontar.  De todas maneras mientras en el afuera reflexionaba sobre si lo de Eruca son finalmente homenajes o no, y mientras veo un hombre haciendo una fogata que me llama la atención por lo intensa en la esquina del BPS, la sensación que me llevo es positiva.

 En los rostros de las Eruca se vio el disfrute y lo descontracturado del ensayo, que vino despues de un comienzo incomodo por problemas técnicos.

Al entrar en la zona de inercia se vio una entrega total, excelente sincronicidad y ejecución de los instrumentos. La energía que se destilaba desde el escenario puso a todos a moverse y corear, hacer palmas y cabecear sin previa decisión.  Con un homenaje confesamente poco preparado, pero bien recibido por el público al Príncipe, mostraron su respeto por la música uruguaya.

 Gabriel Pedernera por su parte,en la batería fue implacable, además de enredarse en instrumentos electrónicos y alguna guitarra clásica esporádica, condujo con su batería precisa un show bien aceitado.

 Con pocas palabras y mucha música, muy power las Sativa dieron un show redondo.

Da ganas de esperar a cuando den toda la vuelta y regresen a nuestro país, ya siendo otras.

 
Cuatro Cuarenta