Hubo momentos de pogo, últimamente parece que se pone de moda saltar en repudio al afuera. La música plantea disconformidad y el pogo espeja golpeando el suelo, y entre cuerpos lanzados a confrontar. De todas maneras mientras en el afuera reflexionaba sobre si lo de Eruca son finalmente homenajes o no, y mientras veo un hombre haciendo una fogata que me llama la atención por lo intensa en la esquina del BPS, la sensación que me llevo es positiva.
En los rostros de las Eruca se vio el disfrute y lo descontracturado del ensayo, que vino despues de un comienzo incomodo por problemas técnicos.
Al entrar en la zona de inercia se vio una entrega total, excelente sincronicidad y ejecución de los instrumentos. La energía que se destilaba desde el escenario puso a todos a moverse y corear, hacer palmas y cabecear sin previa decisión. Con un homenaje confesamente poco preparado, pero bien recibido por el público al Príncipe, mostraron su respeto por la música uruguaya.
Gabriel Pedernera por su parte,en la batería fue implacable, además de enredarse en instrumentos electrónicos y alguna guitarra clásica esporádica, condujo con su batería precisa un show bien aceitado.
Con pocas palabras y mucha música, muy power las Sativa dieron un show redondo.
Da ganas de esperar a cuando den toda la vuelta y regresen a nuestro país, ya siendo otras.