En esta oportunidad, Babasonicos dejó de lado todas las visuales ostentosas y retomó su infraestructura más minimalista, generando sin duda una intimidad y cercanía mucho mayor. Después de realizar una breve intro con una melodía casi de meditación, el inicio estuvo marcado con una seguidilla de hits recientes y más añejos; Mimos Son Mimos, Paradoja, Y Qué y Microdancing. “Gracias, no mucho más. Lo mejor es todo lo que me callo” soltaba Dárgelos y se tomaba unos segundos para hidratarse y darse un respiro, porque lo que seguía se venía una seguidilla en la que no iba a haber una sola pausa.
La iluminación tuvo un gran protagonismo en la noche, acoplándose a todos los climas con perfección y opacando los desperfectos sonoros que por momentos ocurrían. De igual manera, el público se mostraba entusiasta y la banda pregonaba su mezcla de rebeldía y sensualidad característica. “Ingrediente”, Vampi”, “La Izquierda de la Noche”, “Los Calientes” fueron algunas que canciones que fueron apareciendo, en un setlist que prácticamente no distó demasiado de lo ocurrido en su anterior presentación.