El Mató A Un Policía Motorizado en el Sodre

Fotografías: Francisco Delgado (ManijaVisualMedia)

Crónica: Martín Carlevaro
7 de Junio
Auditorio Nacional Adela Reta



Desde que se suspendió el festival Río Arriba en 2019 donde Él Mató a un Policía Motorizado iba a tocar junto con Eté y Los Problems en el Teatro de Verano, que era una gran pendiente en mi vida musical ver a esta banda en vivo. Por fortuna el pasado sábado pude cumplir con este pendiente y la banda no defraudó.

Si en algo le tenía fé a Él Mató era en su calidad de sonido en vivo y el juego de luces acompañando la rítmica de las canciones; y el Sodre es un gran lugar para apreciar esto dado la acústica que tiene y la buena visión de anfiteatro. Ya desde antes de empezar el show resonaba un sonido ultrasónico como de acople que iba de la mano con la mística indie de la banda. Antes de eso se encargó de abrir el espectáculo Sofi Álvez con su guitarra y voz.

Luego de una intro musical, comenzó el Show de la banda liderada por Santiago Motorizado con “Sábado”, a tono con el día del show. Mientras resonaban los aplausos luego del primer tema, alguien del público preguntó: “Santiago nos podemos parar”? A lo que el músico respondió con un gesto corporal afirmativo y el total de la sala procedió a pararse y disfrutar del recital entero de pie.

Este intercambio entre público y banda se dio a lo largo de todo el show. Una sala así sin ruidos externos, sin una barra de bebidas, generan otra intimidad entre público y banda. En este caso con muchos gritos del público entre canción y canción, la mayoría dirigidos al cantante de la banda en tono jocoso.

La segunda canción que tocaron fue “Un Segundo Plan” de su último disco de estudio Súper Terror, que al ser su último trabajo interpretaron varios de sus temas mientras que en la pantalla de fondo se veía la gráfica del disco con las cabezas flotantes de los integrantes con algún movimiento. En otros casos se mostraban los videoclips u otro tipo de imágenes que acompañaban la canción. La visual es algo característico de las bandas Indie y las luces juegan un gran protagonismo. Muchas veces mezclando el oscuro de las sombras, el escenario y sus contornos, y los miembros de la banda (vestidos de negro la mayoría), con alguna luz fuerte que cambiaba el fondo, mayormente verde o roja que podría simular las artes de los discos -por ejemplo el rojo con La Sintesis de O'konor- mezclado también con luces blancas fuertes que giraban. En resumen, todo un despliegue de luces.

De hecho para definirle el rock indie a mi padre, le dije que era un rock más tranquilo que tomaba mayor protagonismo lo instrumental con bastante distorsión y las luces. Viendo el show de Él Mató en el Sodre, creo no estuvo muy alejada mi definición, aunque fue muy simplista por supuesto.

Por lo general las luces jugaban su efecto mientras que los músicos quedaban en un segundo plano sombreados, todos al mismo nivel sin destacar uno sobre otro. Sin embargo a veces las luces hacían lo contrario y destacaban una persona o un sonido. Como por ejemplo en la intro de “Terrorismo en la Copa del Mundo” se alargó la intro de batería inicial con un fondo negro y una luz blanca que parecía salía de la batería y se acentuaba con cada golpe. Las luces cambiaban a medida que se iban sumando instrumentos o al cambiar la rítmica. Siempre todo en sintonía, como si la música también generara los cambios de luces, la intensidad y su movimiento.

Algo para destacar en estos tiempos digitales que vivimos es que muy pocas veces se veían celulares filmando o tomando fotos. Esto se lo adjudico al espectáculo audiovisual completo que brinda la banda que uno no se quiere perder nada. Durante una de sus canciones más conocidas, “El Tesoro”, el público acompañó la parte instrumental de teclado con un cántico de cancha: “Vamos El Mató, vamos el Mató”.

Cuando se fueron a los bises quedó el acople del último acorde resonando, algo como lo que sonaba antes de empezar. Fue tan obvio que iba a haber bises que creo por eso nadie del público los reclamó, sino que se quedaron tranquilos esperando que volvieran. Y lo hicieron con “Fuego”, “Ahora imagino cosas”, “Chica de oro” y “Mi próximo movimiento”.

La banda agradecida y el público más, luego de casi dos horas de show de primer nivel en lo visual y musical. Muestran por qué se agotaron las entradas teniendo en cuenta que no es un lugar común para una banda de rock y que tampoco eran baratas las entradas, pero valen cada peso. Esta fue la primera sí, pero seguro no será la última vez que vea a Él Mató a un Policía Motorizado.





 
Cuatro Cuarenta