El Kuelgue

Fotografía: Jurema Torres / Crónica: Martín Carlevaro

16 de marzo 2024

Teatro de Verano


Si pasamos lista de las bandas argentinas que vienen todos los años a nuestro país a tocar, El Kuelgue es una de las que nunca falta; y así han consolidado un público que llenó el Teatro de Verano y bailó de principio a fin con una banda difícil de encasillar, pero si tuviera que hacerlo, diría de funk.

El encargado de abrir el show fue Gonzalo Brancciari a quien conocíamos de La Mala Lengua, que en esta ocasión lo vimos en su etapa de solista a guitarra y voz. En esta faceta ya grabó un disco en Uruguay y se encuentra trabajando en su segundo álbum en Buenos Aires, donde reside desde el año pasado. Este nuevo material lo presentará en Niceto (Buenos Aires) y en el Sodre en mayo. Además abrirá el concierto de No Te Va Gustar en Vélez. Gonzalo hizo cantar al público que respondió de buena manera y desde temprano comenzaba a colmar el teatro municipal.

Como si fuera una presentación de disco -que en parte sí lo era- arrancó el show de El Kuelgue sonando los primeros dos temas de su último lanzamiento Hola Precioso en orden.

Con lentes de sol, Julián Kartún interpretó “Sinoca”, una de las canciones que estaba en la publicidad del recital que si la escuchaste, seguro la estuviste cantando por lo pegadiza que es.

Desde el comienzo del show se notaba un gran trabajo en las luces que resaltaba a los músicos en los momentos clave y generaba grandes efectos visuales, por momentos similares a una fiesta, que fue lo que dio El Kuelgue con un público que no paró de bailar. Julián Kartún es un gran frontman; extrovertido, divertido, buen bailarín. Explota muy bien su faceta de actor y comediante arriba del escenario y seguro eso le da otra confianza para ser un verdadero showman en sus recitales. Quien canta en dos de sus canciones sobre escuchar a Páez y actuó en su serie bibliográfica, ya está consagrado.

Al principio hice referencia a la mezcla de géneros que hace la banda, y con la habilidad fonética de Julián que por momentos pareciera que hiciera trabalenguas, le dan un toque también de freestyle o rapeo a sus canciones que suelen tener el funk como estandarte con incursiones también en bossa nova, rock y hasta jazz.

El dron que sobrevolaba el recinto fue parte del espectáculo, lo llamaron Laraila y generó varias interacciones. Ofició de una criatura extraterrestre, una especie de ovni, que encajó bien con algunas de sus canciones como “Planeta Numir” o “Llegué recién” donde invitaron al público a sacar sus celulares.

A los cuarenta minutos de recital aproximadamente se pusieron a hablar de una manera que podía interpretarse como una despedida, a lo que el tecladista Santiago Martinez dijo: “pará Luis Miguel”. Luismi estaba tocando esa misma noche en el Centenario y hace pocos días fue polémica por dar un show de tan solo 50 minutos.

Lejos de terminar, el show siguió una hora más. En ese momento a solas de Santiago y Julián tocaron un enganchado de tres temas a teclado y voz que fueron “El paraíso de los perros”, “Roma” y “Miró”. Hace poco pudimos escuchar una versión de “Roma” interpretada por la murga Queso Magro en su canción final en el mismo Teatro de Verano.

Hubo otra sección de Julián mano a mano con otro músico, en este caso el guitarrista nuevo de la banda, Benjamín López, donde tras una intro musical a dos guitarras, la verdadera y otra hecha fonéticamente, las luces de colores interpretaban un arcoíris y sonaba “Parque Acuático”, haciendo referencia a la imagen de la canción con toboganes de colores. Aquí fue donde el público se hizo escuchar más fuerte con el verso: “te das cuenta volvimos a vivir en los 90” cantado a los gritos.



No faltaron dedicatorias ya que “Jimena” fue para su directora del colegio quien le decía que era muy inteligente pero muy vago. ¿A quién no le dijeron eso alguna vez?

La otra dedicatoria fue a modo de cover cuando Juan Martín Mojoli en el bajo empezó a tocar el punteo inconfundible de “Ala Delta” de Divididos, de la cual cantaron una primera parte.

La velada tuvo cien por ciento de invitados uruguayos. Primero lo hizo Julieta Rada para cantar a dúo “Cartas para no llorar”, canción originalmente grabada con Zoe Gotusso. Los otros invitados fueron los de Cumbia Club para cantar uno de los hits de El Kuelgue, “Circunvalación”.

Como si no quedaran géneros por mezclar, al final del espectáculo mezclaron la electrónica con el pogo al pedirle a la gente que desate su mono interior al grito en inglés de “show me your monkey”, con el cual saltaron todos en el Teatro de Verano, hasta las muletas.

Cuatro Cuarenta