Lisandro Aristimuño TRÍO

Fotografías: Vanesa Adler
Crónica: Pedro González

1 de agosto

Sala del Museo del Carnaval


En trío en Montevideo


Lisandro Aristimuño pasó por Montevideo en camino de la gira en formato trío que comenzó en el Festival Tribus, en su quinceava edición, el 3 de mayo en Santa Fe, e incluye un recorrido por el interior de Argentina y Buenos Aires, Paraguay, Chile, Uruguay, España e Irlanda. Luego regresará a Argentina para cerrar en Rosario el 12 de diciembre.

Comenzando agosto y en medio de una noche amigable de invierno, que no interpeló a la mente con argumentos de cuidados especiales ante un clima invernal poco amable para esperar en la calle, llegó el argentino Lisandro Aristimuño a tierras montevideanas. La Sala del Museo del Carnaval fue el lugar elegido para la fiesta de la música que venía a proponer el cantautor de la Patagonia.


A las 20 horas, una cola serpenteaba sobre la calle lateral de la Sala, siendo engullida lentamente por las puertas ya abiertas a medida que avanzaba. Una media hora más tarde, en el escenario erguido para Aristimuño, apareció una chica con su guitarra colgada, pelo lacio como recién lavado cayendo sobre el rostro, de vestuario poco pretencioso y con intenciones de cantar algunas de sus canciones. Se presentó como Martina Lanzaro y dijo estar agradecida porque cantar sus canciones frente a un público “es algo siempre lindo”.

Confió que era la primera vez que tocaba con guitarra eléctrica su repertorio de canciones de desamor escritas junto a su hermana, quien señaló que estaba entre el público. Un aire depresivo invadió la sala, que ella misma esgrimió como su esencia y reivindicó. Al terminar su actuación repitió que es muy lindo cantar frente a un público, pero esta vez matizó: “Aunque a veces estén conversando y no presten mucha atención”.


Pasados quince minutos de las nueve, una ovación de bienvenida saludó la llegada de Lisandro Aristimuño a la Sala del Museo. En medio de sonidos electrónicos y un bombo, comenzó casi recitando:

“¿Qué pensás si te abrazo como cuando uno abraza al sol? ¿Quién nos quita la caricia y toda la belleza en el balcón? Un abrazo, un desvelo, no descarto en todo tu saber. Aunque acaben con los besos, pronto tedaré mi amor. Todo mi amor”.

Tu mundo

Otra ovación cayó sobre los últimos acordes y ante el anuncio de lo que se venía: “Vamos a recorrer un poco todos los discos, un poquito de cada uno”, dijo. Y así comenzaron a desfilar las canciones ante un público atento y gozando, como le hubiera gustado a Martina.

Una novedad durante el show fue la canción Cuerpo, que según dijo el cantautor fue escrita durante la pandemia y no había sido parte de sus shows hasta el comienzo de estas presentaciones en formato trío.

“La compusí durante la pandemia...”, comenzó diciendo y, al señalar su propio error, el público sonrió; al continuar su anécdota volvió a repetirlo intencionalmente, desatando risas de distensión.

Son las diez de la noche. Durante La última prosa, un coro espontáneo entre el público, justo detrás mío, se manifestó inevitable ante la invitación de sonidos diseñados para cantar que el artista viedmense trajo desde Río Negro a tierras uruguayas. El público estaba rendido, sus miradas atentas en el escenario de donde provenían aquellas frecuencias que no resultaban tan extrañas, como un eco propio más al sur, con olor a otro río pero junto al mismo Océano Atlántico.

Con Laura Canoura como invitada, cantaron Canción de amor del disco Azules Turquesa. Fue el momento más filmado de la noche y recibió una ovación al comenzar y otra al finalizar. Dos voces con mucha personalidad, amalgamadas en esta canción de amor, regalaron un momento sublime.


Entre sintetizadores, sonidos electrónicos, la fuerza de la batería y el respaldo de un bajo desbocado, Aristimuño pareció mostrarnos el resultado de tardes de juegos con aparatos tecnológicos que le dan hoy una sonoridad, una imagen, un decir distinto. Una versión de sí mismo que se interpela e interpela a los presentes acerca de ese precioso riesgo de transgredir el confort.

Con mitad del repertorio ya detrás —dijo—: “Y se los quiero presentar —en referencia a los músicos que lo acompañaron— porque me parece ya razonable, en este tiempo de show, ¿no? Por un lado tenemos a Martín Casado en batería. Y por otro lado tenemos al maestro Lucas Argomedo Pazo. ¡Gracias!”, dijo señalándolos.

En estos nuevos sonidos del artista se traslucen la intervención del bajista @lucasargomedo y @tinch_casado, dos músicos de larga trayectoria con quienes Aristimuño se ha vinculado desde hace ya varios años. Le suman un rock and roll más hardcore que el artista combina con sonidos electrónicos, donde acomoda sus canciones con tintes folclóricos, elevadas en su característica voz cadenciosa. Una amalgama potente de mixturas que sacudió la Sala frente al Puerto montevideano.

Argomedo también es integrante de la @monotrio, junto a @Gaspar_benegas y Ramiro López Maguil, que a su vez integran la banda Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. Benegas estará por Montevideo próximamente.

Movimientos suaves entre el público estuvieron presentes en momentos instrumentales, intersticios como esculpidos sobre hojas que caían lentamente en bosques con aire otoñal, de camisas a cuadro, botas leñadoras y caminos embarrados. Por momentos, un rock and roll desaforado, escupiendo barro bajo las ruedas, hizo saltar a un pogo entre un público que se fue moldeando a las diferentes propuestas sensoriales que el trío presentó.

Así como se dibujaron abrazos de amores sensibles, miradas cómplices, caricias, durante los íntimos junto a su guitarra que Aristimuño fue mechando, dándole un respiro a los otros dos vértices que complementan este intenso tridente.

“Hace años que vengo, éramos pocos, miren ahora”, dijo, señalando al público, y presentó la esperada Azúcar del Estero. La canción How long fue acompañada por palmas y coros entre la multitud, siempre atenta a lo que ocurría en ese universo que el trío dibujaba. Poco después, pisando las once, se anunció la “última”.


Se fueron, la gente comenzó a pedir más. Se tomaron su tiempo. El aplauso del público no cesó, se intensificó, hasta que volvieron. Sobre el final, el real, interpretaron Elefante, generando una conexión y sensibilidad especial con un público satisfecho, que se gozó y vibró.



Este artista, en esta formación, el repertorio, son una grata noticia para la música. No es fácil, hurgando entre los visitantes que llegan de tierras argentinas, encontrar propuestas tan auténticas, personales, arriesgadas y ricas como las que tuvimos el gusto de disfrutar este último viernes en la Sala del Museo del Carnaval.


Lista de canciones:

• Tu mundo

• Lobofobia

• Por donde vayan tus pies

• Para vestirte hoy

• Green Lover

• Cuerpo (estreno en vivo)

• Una flor

• Tu nombre y el mío

• La última prosa

• Sombra 1

• Blue

• Un dólar, un reloj y una frase sin sentido

• Canción de amor (acústica, con Laura Canoura)

• 39°

• Pozo

• Azúcar del estero

Encore:

• How Long

• Elefantes

Cuatro Cuarenta